Por definición, la grafopatología es una rama de
la grafología que permite detectar, a través de la escritura manuscrita, signos
prodrómicos y clínicos de alteraciones psíquicas o somáticas, ya sean éstas
circunstanciales, prolongadas o definitivas. Su aplicación posibilita, además,
seguir el curso de una enfermedad física o psíquica y / o evaluar los progresos
de un tratamiento aplicado por los profesionales de la salud.
En consecuencia, no es meramente casual ni mucho
menos que, de hecho, hayan sido médicos y psicólogos los primeros en incursionar
de lleno en la investigación grafopatológica no bien advirtieron que la
escritura de sus pacientes sufría, ante la aparición de la enfermedad, puntuales
transformaciones que se repetían una y otra vez, indefectiblemente, conforme a
tal o cual cuadro clínico, en tan precisa correspondencia que por fin los
indujo a pensar si acaso no debía existir una profunda relación causal entre
enfermedad y escritura. Así que, con impecable lógica, se plantearon a
continuación que si el desequilibrio existente entre psiquis y soma podía
hacerse evidente a través de un trastorno psicosomático, por qué no podía
ocurrir que el psiquismo, interviniendo en lo somático y viceversa, se
evidenciara en la escritura, toda vez que, en última instancia, ésta no dejaba
de ser un acto producto de la misma relación en la cual la intervención de ambos
era fundamental.
Esta teoría - que en principio era sólo una
presunción – se fue adentrando más y más en el espíritu de tales pioneros,
quienes de a poco fueron desatando los nudos de la complicada madeja de
simbolismos y movimientos, procurando identificar cada uno de ellos con su
correspondiente alteración psíquica u orgánica.
Así pues, hoy por hoy, la grafopatología ha
devenido en una precisa herramienta de investigación en el campo patológico, que
puede ser utilizada, indistintamente y con absoluta eficacia, por la medicina,
la psiquiatría, la psicología, la criminología, y el derecho, ya sea para, entre
otras cosas, detectar una enfermedad, determinar algunos de los efectos
colaterales de una medicación o tratamiento dado, evaluar los progresos de una
terapia aplicada o, si se quiere, elaborar el perfil de personalidad del
supuesto autor de un hecho determinado, evaluando si existe en éste
predisposición para cometerlo.
Afortunadamente, en la actualidad son cada vez
más los profesionales de distintas disciplinas que, con muy buen criterio,
utilizan la grafopatología en sus investigaciones, reconociendo lo valioso de su
aporte y con plena consciencia de la importancia del trabajo interdisciplinario.
Porque, como bien sabe toda aquella persona con sólida formación académica, la
ciencia – para decirlo en palabras de Agustín Álvarez – “es tal vez el único
caudal común que se acrecienta con el consumo”.
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